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Presidentes muertos

Por: Lic. Gerardo Enrique Garibay Camarena

09/02/06

 

En Estados Unidos al dinero le llaman “presidentes muertos”, porque los billetes incluyen el retrato de los jefes de estado más importantes y emblemáticos que ha tenido la Unión Americana. En México ocurre lo mismo, los políticos forman parte de los billetes... desde antes de ganar las elecciones.

 

Hace 6 años, entre quienes apoyábamos la candidatura presidencial de Vicente Fox, circularon los “foxes”, billetes de $50 pesos con la fotografía del panista, ahora este fenómeno se repite con los seguidores de López Obrador, que han creado los “pejos”, billetes de $20 pesos con la efigie del candidato de la Alianza por el Bien de Todos. El hecho no pasaría de ser una anécdota chusca de no ser por el motivo profundo de esta clase de expresiones de apoyo.

 

Quienes simpatizaban con Vicente y lo veían ya dándole su nombre a la moneda nacional y su imagen a un billete no apoyaban realmente a un candidato a la Presidencia, sino a un patriarca. No es de sorprender que muchos de ellos sean ahora los más amargamente decepcionados de la Administración Fox, no porque el señor de Martha Sahagún sea un mal Presidente, sino porque esperaban de él cosas que humana y legalmente le eran imposibles de lograr. Ahora el fenómeno se repite, casi tal cual, con López Obrador, es decir, sus simpatizantes esperan que él resuelva los problemas del narcotráfico, la inseguridad, el desempleo, etc. Que a base de su fuerza y carisma haga de este un país ideal, lamentablemente, ni él ni nadie es capaz de lograrlo.

 

Sin importar lo que diga la propaganda de los candidatos a la Presidencia es un hecho que, gane quien gane, al llegar a Los Pinos estará sumamente limitado por la ley, por inercias y por cotos de poder, obstáculos que es imposible que una sola persona, aun un presidente, pueda superar.

 

Es tiempo de aceptarlo, ni Calderón, ni Obrador, ni Madrazo tienen las grandes soluciones en la palma de la mano, ninguno posee la varita mágica para acabar con la pobreza o el narcotráfico. El Presidente puede guiar al país en un cierto rumbo y enfocar sus esfuerzos en determinadas estrategias, pero para superar los resabios nacionales esto no es suficiente, se requiere del apoyo y del ESFUERZO, así, con mayúsculas, de todos.

 

Para derrotar a los narcotraficantes se requiere, es cierto, una política criminal inteligente por parte del Gobierno Federal, pero también que las autoridades locales hagan su trabajo y sobre todo que los padres de familia se acerquen a sus hijos y eviten que caigan en las pandillas y las redes de la droga. Es muy irresponsable por parte de la sociedad exigir soluciones al gobierno cuando nosotros mismos como pueblo claramente no estamos haciendo lo que tenemos que hacer.

 

Nos quejamos de la corrupción en el Gobierno, pero permanecemos impasibles ante la corrupción social. Que nadie se engañe, los problemas no se solucionan solo con ir a votar. Democracia significa “gobierno del pueblo”, un gobierno que hemos de ejercer todos los días, no solo el dos de julio.

 

Si seguimos esperando al presidente mágico, al Mesías que se ganará salir en los billetes, el país se nos va a desmoronar entre las manos. Es bueno tener la libertad de criticar a los políticos, pero esa libertad acarrea la responsabilidad de no repetir sus errores y hacer lo que está de nuestra parte, tomar nuestra responsabilidad en el gobierno y en el rumbo del país.

 

Tenemos dos opciones: podemos actuar y construir, junto con nuestros gobernantes, las soluciones a los problemas nacionales, empezando por nuestra calle, nuestra comunidad y nuestra ciudad, o podemos aguardar a que arribe el presidente heroico y maravilloso que resolverá por si mismo los rezagos de nuestra nación. En el primer caso aún estamos a tiempo de salvar a México, en el segundo vamos esperar sentados... para siempre.

 

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Obrador ¿un nuevo espejismo?