Los
informes llevan varios años degenerando y se han convertido en autenticas danzas de caníbales que los legisladores (principalmente
de oposición) aprovechan para darse a notar y reclamar todos los agravios reales o imaginarios que se les ocurran. En el quinto
Informe de Gobierno de Fox seguramente seremos testigos de otro deprimente espectáculo donde se muestre la falta de madurez
de los legisladores y el grado de conflicto entre los poderes. Y lo peor de todo es que este tipo de actitud se repite no
solo en los informes, sino que es parte de la cotidiana convivencia entre los actores políticos.
Mucho del desgaste
de la Administración Fox se debe al estancamiento de las llamadas “reformas estructurales” en el Congreso, y es
que el renovar marcos legales como el laboral, el eléctrico y el de la recaudación de impuestos trae consigo costos políticos,
costos que ni el PRI ni el PRD parecen dispuestos a aceptar, aunque el bienestar de la nación vaya de por medio.
La Presidencia promovió
una reforma fiscal, perfectible claro, mal cabildeada, tal vez; pero que indudablemente era un necesario esfuerzo para remediar
los problemas de una legislación que se cuenta entre los principales escollos que impiden el desarrollo nacional Un esfuerzo
nulificado porque los legisladores y los partidos de oposición bloquearon la iniciativa presidencial (que era su derecho),
pero sin hacer ninguna propuesta a cambio, a pesar de que sus líderes, como el propio Roberto Madrazo, han reconocido la necesidad
de dicha reforma y de elevar los risibles niveles de recaudación actuales.
Igual destino han
sufrido las reformas laboral, energética, etc, todos reconocen que son necesarias, pero el riesgo político es muy alto, priístas
y perredistas saben que, de hacer propuestas en este sentido, se pondrían a sí mismos en situación de recibir las mismas críticas
que se lanzan contra la Presidencia. La confrontación se ha vuelto la política a seguir y quienes buscan actuar de otro modo
son perseguidos aún dentro de sus propios partidos.
Desde el año 2000
México ha entrado en nueva etapa donde la conciliación y las alianzas serán las llaves que permitan superar los errores y
problemas del pasado. Para poder conseguir que el país avance al ritmo que todos queremos es necesario que los partidos comprendan
que el llegar a acuerdos que se traduzcan en leyes no beneficia solo al Poder Ejecutivo, sino a la sociedad en su conjunto,
y claro, a ellos mismos.
El próximo primero
de Septiembre será una gran oportunidad para observar el comportamiento de los políticos y aquilatar su disposición al dialogo.
Podremos ver en San Lázaro una visión a escala de la política nacional. Con base en lo que ahí observemos tendremos que escoger
entre apoyar a quienes buscan renovar al país por la vía del diálogo responsable o a quienes solo gritan y atacan para escalar
puestos. Ojo, porque la elección que hagamos nos revelará como sociedad. Y definirá nuestro futuro.